Como responsable de un establecimiento culinario o de un bar, ¿busca reforzar la cohesión de su equipo? Consciente de que el rendimiento de su bar (o restaurante) depende de este criterio, se esfuerza por crear fuertes vínculos entre sus empleados. Los siguientes cinco consejos pondrán una sonrisa en la cara de su equipo, ya sea en el comedor o en la cocina.
Puede que usted sea uno de esos jefes a los que se les da especialmente bien reñir a sus empleados. Incluso cuando son diligentes en sus deberes, a menudo hay un "sí, pero..." que puede ponerlos rápidamente de mal humor. El resultado es que el ambiente en el trabajo es completamente insalubre.
Para crear cohesión en el equipo, utilice un lenguaje positivo. En lugar de culpar a tus camareros por no tomar los pedidos correctamente, enséñales cómo hacerlo. Utilizando el tono y el método adecuados, el feedback deja gradualmente de ser una culpa y se convierte en una herramienta de mejora.
Y si no eres una persona que se siente cómoda con la comunicación verbal, hay otras formas de agradecer a los miembros de tu equipo. Regalos, salidas anticipadas, trofeos... ¡la gratitud puede expresarse de muchas maneras!
¿Sabes lo que es? Es una palabra de cinco letras que aprendiste cuando eras más joven. Sí... es "gracias".
No hay mejor manera de galvanizar a su equipo que decir "gracias". Esto se debe a que, por naturaleza, los seres humanos quieren ser reconocidos por su valor.
Imagínese la decepción de un ayudante de camarero cuando el cóctel que ha pasado horas componiendo pasa desapercibido... Sienta el dolor del cocinero que ha cortado armoniosamente sus postres sólo para que se ignoren los visuales... Dar las gracias a los miembros de su equipo les valida, demostrándoles que tienen su lugar en el bar.
La forma más fácil de destruir la cohesión de un equipo es cuestionar la utilidad de sus miembros. Frustrados y resentidos, no dudarán en darte la espalda a la primera oportunidad. Ten cuidado de no caer en esta trampa...
Por error, uno de sus camareros ha derramado un café caliente sobre un cliente. Presa del pánico, te apresuras a llegar al lugar con una toalla en la mano. Y mientras limpias el líquido, reprendes escandalosamente a tu empleado delante de los invitados. Ouch... ¡Qué error tan fatídico!
Todo buen gestor sabe que los elogios se dan en público y las culpas en privado.
Ante los clientes del establecimiento, su equipo quiere mantener una determinada imagen. Una imagen que les hace quedar bien y les da prestigio. Al reprender a su personal en público, destruye su autoestima. Nada podría ser peor para el espíritu de equipo.
Si tienes sugerencias de mejora, asegúrate de que no hay nadie presente. Pero cuando ofrezca una felicitación sincera, hágalo ante un público.
Cuando un nuevo empleado llega a su restaurante, está completamente perdido. Incluso si han trabajado en un bar en el pasado, les llevará tiempo acostumbrarse al lugar. Será tímido (y tendrá un poco de miedo) cuando dé sus primeros pasos en su establecimiento.
Para facilitar la unión entre los miembros de su equipo, forme parejas. Cada miembro tendrá la gran responsabilidad de cuidar del otro. De este modo, se fomenta la colaboración y se refuerza el espíritu de equipo.
Trabajar en un restaurante no te exime de pasarlo bien. Al menos una vez al año, invite a todos los miembros de su equipo a cenar. La única regla es: no hablar del trabajo. Durante unas horas, quítese la máscara profesional y descubra a las personas que hay debajo de los sombreros.